En una sociedad en la que el conocimiento nos rodea y su producción es cada vez mayor; los contenidos son dinámicos, no sólo en cuanto a su producción sino en cuanto a sus formas de presentación, de comunicación y a sus fuentes, se hace necesario poder procesar grandes cantidades de información, rápidamente y con efectividad. La lectura eficiente es la gran herramienta para hacerlo. De una lectura eficiente se deriva una escritura eficiente.
Cuando leemos no sólo procesamos información sino que abordamos los procesos comunicativos, específicamente el lenguaje, entendido no como el idioma en el que se comunican los grupos sociales, sino como todos los procesos cognitivos que implica esa maravillosa capacidad propia de la persona humana. Estos procesos son universales, razón por la cual no tienen idioma sino representaciones mentales. Por ejemplo, cuando podemos representar un conjunto de ideas escritas en un texto, en nuestra mente, como si fuera una película, no le adjudicamos un idioma específico, sino una representación en nuestra memoria. Esa representación mental que se produce es cognitiva y obedece a la utilización de los procesos básicos de pensamiento: observación, clasificación, análisis, síntesis, evaluación, etc.
La intención del lector, cuando realiza la lectura, influye en su captación. Así, en la misma actividad (leer) realizamos tareas diferentes: si leemos para encontrar una información específica, si leemos para captar la idea general, si leemos en profundidad para conocer un texto específico o si leemos para establecer un juicio crítico.
Las sugerencias que se dan a continuación implican varios de los tipos de estrategias que se deben realizar para que la lectura sea eficiente.
Ø Observación del texto: inferir información del autor, la longitud, el año en el que fue escrito, el índice o tabla de contenidos, comentarios editoriales, etc. (es lo que se hace cuando se va a comprar o decide leer un libro)
Ø Observación de las partes del texto (partes, capítulos, títulos, subtítulos) y si el texto es corto, título, autor y párrafos.
Ø Inferir la idea central a partir del título y de la lectura del primer y último párrafo (skimming)
Ø Verificar esta idea a través de la localización de palabras claves que la confirmen (scanning).
v Establecer la idea central del texto:
Ø Si la lectura es superficial, bastaría con preguntar de qué se trata el texto. Sin embargo, a veces esto no es tan fácil de determinar. Para ello profundizamos haciendo un análisis del texto. Esto es lo que se hace cuando se lee para aprender: procesar información con una intención.
v Lectura por párrafos:
Ø Proceder a la lectura por párrafos. Si no se entiende en primera instancia, relacionar lo que se capta con la idea central preconcebida producto de la prelectura y con nuestros conocimientos previos.
Leer para aprender
Cuando leemos con la intención de aprender, realizamos estrategias para procesar la información y pasarla a nuestra memoria a largo plazo. Es la que, al acumularse organizadamente en nuestra mente, nos permite formar nuestras estructuras cognitivas o esquemas mentales para seguir conociendo, es permanente y susceptible de recuerdo. Cuando aprendemos, procesamos información proveniente de la lectura. Así, procesar es convertir la información en aprendizaje: Proceso de percibir, relacionar, organizar, retener y evocar la información.
Ayudarse, organizando las ideas: Construir un gráfico que organice ideas principales y secundarias con sus conectores, establecer el tipo de funciones de las conexiones, si hay coherencia interna, el tipo de texto atendiendo su estructura, y por tanto, hacer inferencias y suposiciones de lo que se va a el tipo de información que se va a encontrar, etc. Para ello nos apoyamos en una serie de estrategias que guardamos en nuestra memoria y se basan en procesos cognoscitivos. Estas estrategias a veces pueden ser producto de la experiencia o las aprendemos intencionalmente, pero cuando las hacemos conscientemente, las podemos repetir y mejorar al refelxionar sobre ellas.
Existen diferentes tipos de estrategias que nos ayudan a procesar la lectura. Cada una de ellas contribuye, en forma diferente, a pasar la nueva información a la memoria a largo plazo. La ventaja es que no se olvida:
Es necesario
analizar el conjunto de ideas principales y su relación con la idea central,
las partes que lo conforman, cómo y para qué se entrelazan, etc.
Se sintetiza cuando realizamos un resumen, conclusión, organizamos la información en gráficos, parafraseos, mapas mentales, mapas conceptuales, etc. La síntesis siempre es significativa para quien la realiza. Es decir, cualquier técnica de procesamiento de información debe ayudar a quien la realiza a reconstruir la lectura o la información procesada.
Análisis de partes: Las partes son los párrafos, los capítulos, los títulos y subtítulos, los gráficos, la diagramación, etc. Este criterio nos da información sobre el contenido y prepara la mente para recibir la información... De allí se puede planificar, inferir información, formar ideas sobre la lectura, etc.
Estructura: Conjunto de conexiones organizadas, elementos relacionados en un todo.
En un texto, hay elementos: introducción, desarrollo y conclusión y están organizados y relacionados. Es una estructura concebido como un todo, una unidad cuyos componentes o elementos están dispuestos de una manera determinada, donde el todo es mayor que la suma de sus partes.
Función: Se descompone el texto observando para qué sirve cada párrafo dentro del texto. En los escritos los párrafos deben cumplir una finalidad concreta, ser útiles .
La finalidad más importante es presentar o desarrollar una idea nueva o de avance que aporte contenido o información relevante . Da cuerpo al texto y por ello sabemos si son más o menos densos.
Pueden tener otras funciones:
§ Referirse o ampliar una idea anteriormente expresada
§ Definir un concepto
§ Representar un ejemplo, anécdota o caso ilustrativo
§ Resumir el párrafo o párrafos anteriores.
§ Servir de nexo o transición entre párrafos
§ Servir de introducción
§ Comentar una referencia bibliográfica
§ Concluir
§ Otros.
Para hacer un análisis de funciones, se identifica la función de cada párrafo, se subraya la idea que contiene la función del párrafo y se explica y parafrasea esa idea.
Análisis de relaciones entre la función del párrafo y la idea principal.
La función del párrafo y la idea principal (que resume mayor información) coincide o es semejante. Así, cuando hacemos un análisis de relaciones buscamos esa coincidencia, obteniendo el conjunto de ideas principales para establecer cómo se relacionan.
El resultado de hacer un análisis de relaciones es determinar la coherencia de un texto.
La coherencia textual es cuando existe una relación lógica e hilada entre los párrafos: una idea lleva a la siguiente.
La cohesión y coherencia
es la fuerza que tienen los párrafos, dados por sus relaciones entre las ideas principales y secundarias. La coherencia es la ilación, coordinación, unión, fuerza cohesiva entre ideas principales y secundarias y entre los párrafos entre sí en un texto. Esa relación es obligada para que exista coherencia.
La cohesión y coherencia, se evidencia mediante el uso de palabras o conectores que conectan las ideas u oraciones. Existen conectores semánticos o palabras que conectan:
§ De avance, cuando el autor agrega nuevos aportes a su idea principal
§ De retroceso, contrapone otra idea a la principal.
§ De pausa, se detiene en su discurso, para repetir con otras palabras lo dicho, ejemplificar y dar apoyo a lo expresado.
Otras palabras que se usan para dar coherencia textual a un párrafo son las palabras anáforas o referencias representadas por los pronombres posesivos, demostrativos, relativos y algunos adverbios. Estos son relacionantes cohesivos y por ende generadores de coherencia textual. Relación anafórica: capacidad de remitir a lo que se acaba de expresar... También, tienen función cohesiva algunas palabras a través de la sinonimia.
La coherencia textual es, entonces la conexión, el hilo conductor que hay entre las ideas principales y secundarias de un párrafo y, en general entre las ideas de un párrafo y otro.
El resumen y el mapa conceptual
Estas dos estrategias contribuyen a pasar lo que leemos, de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Una vez que se almacena en la memoria a largo plazo, no se olvida. Además, cuando realizamos este tipo de estrategias, estamos contribuyendo al aprendizaje significativo pues incorporamos la nueva información a nuestra red de conocimientos. Coloca al lector como activo protagonista de su aprendizaje.
Los mapas conceptuales son una organización jerárquica de las ideas y se realizan clasificándolas de acuerdo a su importancia.
Los resúmenes son síntesis que pueden ser personales (cuando agregamos nuestros criterios previos) o textuales (cuando establecemos en forma de paráfrasis la idea del autor, sin cambiar su significado).
Consultar el sitio web www.buenoacedo.com para mayor información sobre estas estrategias.
Es importante identificar los diferentes tipos de estructura que pueden presentarse en un texto, pues esto ayuda a predecir el tipo de información que se puede esperar. “La estructura del texto y su reconocimiento e identificación influyen en la cantidad de información recordada por el estudiante, ayudan a la comprensión de su contenido y desarrollan un esquema que permite la asimilación de la información recibida” (Poggioli, sf, en línea)
Tipo de estructura de texto |
Pregunta |
Descriptivo |
¿Describe el texto lo que es algo? |
Secuencial o procedimental |
¿Dice el texto cómo hacer algo? |
Enumerativo |
¿Da el texto una lista específica de cosas relacionadas con el tópico y describe cada una? |
Causa/efecto |
¿Da el texto razones por las cuales algún evento ocurre? |
Problema/solución |
¿Establece el texto algún tipo de problema relacionado con el tópico y ofrece soluciones? |
Comparación/Contraste |
¿Enseña el texto las semejanzas y/o las diferencias entre dos tópicos? |
Tomado de Poggioli (en línea), disponible en http://www.fpolar.org.ve/poggioli/poggio25.htm
Si bien estas no son todas las estrategias que nos ayudan a comprender y procesar la lectura, son algunas de las que debemos tener presentes a la hora de ser lectores eficientes.